miércoles, 2 de julio de 2014
domingo, 20 de abril de 2014
Topos
Hay una soledad vertical,
geométrica, inescapable.
Su topología es una incesante
caída inmóvil hacia un centro invisible
en donde el uno está, yace y perdura
como la sombra de una ausencia.
Allí el dolor no duele, pero ahoga.
Allí hasta la misma muerte
se hace inalcanzable.
Y el tiempo es una gota morosa
que de un grifo oxidado
no cesa de no caer.
geométrica, inescapable.
Su topología es una incesante
caída inmóvil hacia un centro invisible
en donde el uno está, yace y perdura
como la sombra de una ausencia.
Allí el dolor no duele, pero ahoga.
Allí hasta la misma muerte
se hace inalcanzable.
Y el tiempo es una gota morosa
que de un grifo oxidado
no cesa de no caer.
lunes, 14 de abril de 2014
El frío
El frío es una memoria biológica,
una brisa que desempolva
aristas de nuestra cartografía.
El frío nos impone sabernos cuerpo,
materia, enlaces químicos y oquedad.
Descompone las destrezas filogenéticas
En una mímica incierta.
Es la forma inasible que marca
el vacío entre la ausencia y el abrigo.
El frío nos descubre un otro universo
acaso vetusto, anterior al gorjeo,
que nos permite intuir
la más elemental y fundante
atadura de nuestros unidades.
una brisa que desempolva
aristas de nuestra cartografía.
El frío nos impone sabernos cuerpo,
materia, enlaces químicos y oquedad.
Descompone las destrezas filogenéticas
En una mímica incierta.
Es la forma inasible que marca
el vacío entre la ausencia y el abrigo.
El frío nos descubre un otro universo
acaso vetusto, anterior al gorjeo,
que nos permite intuir
la más elemental y fundante
atadura de nuestros unidades.
martes, 25 de febrero de 2014
La necesidad
Quiero estar allí, puntual con la noche.
Cuando todos los ocasos descansan
En tu cuerpo, y el ocio que desde el alba
aguarda puebla de ecos tu desorden.
Quiero estar allí, ciego, en las sábanas,
y sentir el cansancio de tus goznes
Como sienten el tiempo los relojes,
Silencioso cual tímido fantasma.
Compartir indolentes la fatiga
De vivir sin monedas en la alforja,
Olvidando el futuro día a día
Abrazados al destajo y a la sombra.
Y así y todo inventar que en tu mezquina
Silueta yace la ciencia y el dogma.
Cuando todos los ocasos descansan
En tu cuerpo, y el ocio que desde el alba
aguarda puebla de ecos tu desorden.
Quiero estar allí, ciego, en las sábanas,
y sentir el cansancio de tus goznes
Como sienten el tiempo los relojes,
Silencioso cual tímido fantasma.
Compartir indolentes la fatiga
De vivir sin monedas en la alforja,
Olvidando el futuro día a día
Abrazados al destajo y a la sombra.
Y así y todo inventar que en tu mezquina
Silueta yace la ciencia y el dogma.
miércoles, 30 de octubre de 2013
Apuntes
Tengo los ojos postrados
Como una mancha cansada.
Tengo la boca manchada
Por tanto grito callado.
Y entre las manos labradas
Por el tiempo y las derrotas
Tengo un vacío que a gotas
Me inunda el cuerpo y el alma.
Tengo un barco abandonado
En una botella opaca
y he tallado con navaja
Un testamento en lunfardo.
Tengo un reloj que dilata
Como sombras las esperas
y cien noches en las muelas
de tanto mascar cizaña.
Y hay veces en que en mi mente la existencia se suspende.
Todo está quieto y silente, no hay tiempo, sólo presente.
No hay razones ni memoria ni emociones, sólo formas.
Y descanso en la joroba de esa nada milagrosa.
Tengo el sabor a la esencia
Que en la sábana arrugada
Como una carta marcada
dejaba detrás tu ausencia.
Y la certeza que el alba
Facilita a los insomnes:
Que no hay palabras ni nombres
Que mitiguen la resaca.
Como una mancha cansada.
Tengo la boca manchada
Por tanto grito callado.
Y entre las manos labradas
Por el tiempo y las derrotas
Tengo un vacío que a gotas
Me inunda el cuerpo y el alma.
Tengo un barco abandonado
En una botella opaca
y he tallado con navaja
Un testamento en lunfardo.
Tengo un reloj que dilata
Como sombras las esperas
y cien noches en las muelas
de tanto mascar cizaña.
Y hay veces en que en mi mente la existencia se suspende.
Todo está quieto y silente, no hay tiempo, sólo presente.
No hay razones ni memoria ni emociones, sólo formas.
Y descanso en la joroba de esa nada milagrosa.
Tengo el sabor a la esencia
Que en la sábana arrugada
Como una carta marcada
dejaba detrás tu ausencia.
Y la certeza que el alba
Facilita a los insomnes:
Que no hay palabras ni nombres
Que mitiguen la resaca.
viernes, 9 de agosto de 2013
La flecha
Los relojes colman la existencia.
El universo todo acaso es un minucioso
mecanismo de alineación del tiempo.
Sapiente de sus límites,
la biología la producido la mente,
que es el reloj de los relojes.
La ciencia y la geometría son artilugios
Para conjurar o crear sentidos al estar.
El verbo ser es otro artilugio.
Y el amor, los libros y el tabaco.
domingo, 9 de junio de 2013
Ráfaga...
Como una rueda rota
como un río de raíces
como un venero de garras
que grita y brama y rezonga
con la rabia a bocajarro
y los rubores del mármol
graznando la boca rancia
el eco de las resacas
como retando a la muerte
de los restos se haga cargo
de tanto escozor, tanta ráfaga
de crédula resistencia
embarrado en la trinchera
acribillado los párpados
la caricia revirada
la modorra recitando
de la quimera resabios.
como un río de raíces
como un venero de garras
que grita y brama y rezonga
con la rabia a bocajarro
y los rubores del mármol
graznando la boca rancia
el eco de las resacas
como retando a la muerte
de los restos se haga cargo
de tanto escozor, tanta ráfaga
de crédula resistencia
embarrado en la trinchera
acribillado los párpados
la caricia revirada
la modorra recitando
de la quimera resabios.
viernes, 24 de mayo de 2013
No me adviertan la muerte.
No me adviertan la muerte.
Que el dolor calle su propósito.
Que el dolor no trepe como una estaca.
Que las dolencias que operen sean las otras,
Las mansas, aquellas que el miedo sabe,
Por miedo y por viejo, no incitan augurios.
No quiero saber que estas horas quizá
Son las horas últimas, tan pedestres pobres.
Tan sin relieve, tan sin significar.
No quiero ejercer la certeza inmediata
Que acaso en algunos días o semanas
Ya no estará eso que llamo yo
Para quejarse o intuir, o fumar
O construir con la vaga substancia
Que hereda la vigilia del sueño
El traje apropiado para vestir un día más,
Una noche más, de éstas, tan llenas de nada.
Pues el dolor propaga como en implosión
La insólita pretensión de sentido.
Que sea secreto el momento en que dejaré de estar,
que no sepan los libros, las sondas, las pastillas
ni el verborrágico espejo leer el reloj.
Que como a un árbol cansado y distraído
sea un relámpago el trino final.
Que el dolor calle su propósito.
Que el dolor no trepe como una estaca.
Que las dolencias que operen sean las otras,
Las mansas, aquellas que el miedo sabe,
Por miedo y por viejo, no incitan augurios.
No quiero saber que estas horas quizá
Son las horas últimas, tan pedestres pobres.
Tan sin relieve, tan sin significar.
No quiero ejercer la certeza inmediata
Que acaso en algunos días o semanas
Ya no estará eso que llamo yo
Para quejarse o intuir, o fumar
O construir con la vaga substancia
Que hereda la vigilia del sueño
El traje apropiado para vestir un día más,
Una noche más, de éstas, tan llenas de nada.
Pues el dolor propaga como en implosión
La insólita pretensión de sentido.
Que sea secreto el momento en que dejaré de estar,
que no sepan los libros, las sondas, las pastillas
ni el verborrágico espejo leer el reloj.
Que como a un árbol cansado y distraído
sea un relámpago el trino final.
jueves, 18 de abril de 2013
Divididos
Antes de los espejos,
Y de la devoción de Narciso por los charcos,
Antes de ese otro espejo revirado: el discurso,
El mito, la ciencia.
En el albor mismo de la especie
Esa modalidad del azar que mentamos biología
Nos concedió el don fundante del Yo,
De lo uno, lo específico.
Concedió, decía, la virtud , o aún mejor, el sesgo,
De pensar no sin antes asumir que el pensar es propio.
Que es obra, ardid, conjetura de un sí mismo,
de un sujeto, de un otro del otro.
Luego el trabajo lo pulió las agujas del tiempo
Tejiendo ese enredo de fullerías y artilugios
Que es la cultura. Y el universal y ciego mandato
De la reproducción, la cópula, el beso.
Y de la devoción de Narciso por los charcos,
Antes de ese otro espejo revirado: el discurso,
El mito, la ciencia.
En el albor mismo de la especie
Esa modalidad del azar que mentamos biología
Nos concedió el don fundante del Yo,
De lo uno, lo específico.
Concedió, decía, la virtud , o aún mejor, el sesgo,
De pensar no sin antes asumir que el pensar es propio.
Que es obra, ardid, conjetura de un sí mismo,
de un sujeto, de un otro del otro.
Luego el trabajo lo pulió las agujas del tiempo
Tejiendo ese enredo de fullerías y artilugios
Que es la cultura. Y el universal y ciego mandato
De la reproducción, la cópula, el beso.
martes, 26 de marzo de 2013
La celosía
Solemos pensar el hacinamiento en asociación a la pobreza, pero implica también a los habitantes de los populosos edificios de departamentos de Almagro, Villa Crespo, Caballito.
Cuarentón, separado, analista de sistemas y devoto en la auténtica fe de la Iglesia Evangélica; Perdomo adquirió sin proponerse el hábito de espiar a través de los resquicios entre las varillas de la celosía a una joven del sexto C, algo excedida de peso y rubia, y que a decir de Perdomo ejercía una conducta licenciosa viernes y sábado hasta altas horas, sin siquiera cerrar hasta lo último su persiana para silenciar la posibilidad de imaginar el retorcimiento de los cuerpos.
Esta obscenidad impredecible, vecina, invasiva, lo malhumoraba y predisponía a actuar con una inusual violencia verbal hacia sus hijos y aún en el trabajo.
Camino hacia un obsesión que conquistaba desde la sombra hasta los pequeños quehaceres de su existencia, consultó a un psicoterapeuta, recomendado por su ex, con quien mantenía una cordial relación, y que tras el divorcio comenzó a estudiar Psicología en la UBA.
En terapia, Perdomo aprehendió o construyó la noción que así como los sentimientos guían las conductas, esta vía es recíproca, y de imponerse actuar de manera sosegada, fría, indiferente, como si las imágenes, las reales y las presupuestas, no le trastornaran: y así lograr que de hecho ya no le perturbasen.
Con música new age en el reproductor de la PC y el mate y la pava sobre el banquito de madera, espiaba ahora con el ánimo voluntario de un zoólogo observando sin pasión una larva.
De más está decir que Perdomo extendió esta técnica a otras aristas de su vida, y que le acompañó en general el éxito en sus emprendimientos, incluyendo la reconstrucción de su matrimonio.
De la chica rubia y acaso obesa, de moralidad liberal, se sabe fue hallada asesinada en su departamento víctima de una sola herida limpia de cuchillo en su seno izquierdo, y que nunca se hallaron indicios que permitiesen si quiera imputar a alguien.
viernes, 15 de marzo de 2013
Otelo
Nunca sospechó que ella le era infiel hasta que emergió en sí la certeza, sin más pruebas que cierta vaga alegría en su hacer las minucias cotidianas.
Ávido lector, y prudente esposo y padre, pausó su pavor hasta confirmar no se trataba sencillamente del síndrome de Otelo.
Tres días salió hacia el trabajo sin ir y la siguió.
El tercer día, pasado apenas el mediodía, ella recogió los chicos en la escuela, los dejó en lo de su hermana y se reunió luego con un hombre en un bar. De lejos, parecía más joven o menos gastado que él.
En algún momento rozaron sus manos.
Luego se dirigieron a un albergue. Ingresaron 14.45 y salieron 16.02.
Nunca volvió a seguirla y hasta el momento de dejarla, trece meses después, nunca le permitió a ella saber que él sabía.
En ese tiempo él aprendió a amarla, físicamente, con perversa ternura y minuciosa dedicación.
Decidió dejarla cuando emergió en sí la certeza tardía que la infidelidad se había agotado.
Ella no pidió perdón ni explicó, lo acusó a él por su largo silencio.
Y lloró (las mujeres siempre lloran).
martes, 5 de marzo de 2013
Bebamos...
Bebamos para que el tiempo duerma de nosotros.
Para que el alcohol haga estallar en trozos inermes
Todos los espejos de todos los dolores.
Bebamos y que la pena navegue en gotas
Los mágicos estuarios que urden las neuronas.
Que las palabras se encarnen como anzuelos en los labios
Y una erupción de sentidos desterrados
A borbotones se confunda en la boca.
Bebamos y que los ojos disparen rayos rojos
Que borren los contornos de todas las siluetas.
Y que las manos descubran tocando a tientas
La fragilidad de lo hondo y lo mismo.
Bebamos y simulemos que existe el arte
De tallar a voluntad la forma del olvido.
Para que el alcohol haga estallar en trozos inermes
Todos los espejos de todos los dolores.
Bebamos y que la pena navegue en gotas
Los mágicos estuarios que urden las neuronas.
Que las palabras se encarnen como anzuelos en los labios
Y una erupción de sentidos desterrados
A borbotones se confunda en la boca.
Bebamos y que los ojos disparen rayos rojos
Que borren los contornos de todas las siluetas.
Y que las manos descubran tocando a tientas
La fragilidad de lo hondo y lo mismo.
Bebamos y simulemos que existe el arte
De tallar a voluntad la forma del olvido.
jueves, 24 de enero de 2013
El beso
Soñé un dolor como una aguja de hielo
que perforaba el pecho.
Soñé una playa breve, despojada, arisca,
sitiada de arbustos bajos y corroída
por un viento seco que alzaba
junto al mar una frontera.
Soñé una mujer de juventud y belleza incierta
que llamaba, a mí, desde la playa,
mientras lenguas de su cabello casi negro
cruzaban su cara o su sonrisa.
Soñé me conquistaba, y luego su beso,
regalo o placebo, de sabor indescifrable.
Fresco como la parra que descansa bajo la lluvia.
Árido cual la extrañeza y los relojes.
Evocó un primer beso, inconjurable
como el manantial que multiplica la sed,
y ese vacío colmado por una ansiedad pueril,
tal un ahogo sin nombre ni precepto.
Soñé que no despertaría y que el beso
era una piedad y un mapa.
que perforaba el pecho.
Soñé una playa breve, despojada, arisca,
sitiada de arbustos bajos y corroída
por un viento seco que alzaba
junto al mar una frontera.
Soñé una mujer de juventud y belleza incierta
que llamaba, a mí, desde la playa,
mientras lenguas de su cabello casi negro
cruzaban su cara o su sonrisa.
Soñé me conquistaba, y luego su beso,
regalo o placebo, de sabor indescifrable.
Fresco como la parra que descansa bajo la lluvia.
Árido cual la extrañeza y los relojes.
Evocó un primer beso, inconjurable
como el manantial que multiplica la sed,
y ese vacío colmado por una ansiedad pueril,
tal un ahogo sin nombre ni precepto.
Soñé que no despertaría y que el beso
era una piedad y un mapa.
domingo, 6 de enero de 2013
Demencia I
El mundo es una secuencia de espasmos,
de impresiones ilegibles y obscenas,
un fulgor de asaltos como tijeras,
un vértigo de pellizcos y de hiatos.
La noche que cobijan los cansados
Ojos, saturada de antorchas negras,
Reniega de razones y sospechas
Y hunde la carne en el desamparo.
Una turba de voces y de gestos
Indescifrables sitia con ociosas
Piedades la infinitud del invierno.
Acaso ya descosido el idioma
De la urdimbre del símbolo y del tiempo
Sólo perdura del eco la sombra.
martes, 1 de enero de 2013
La causa
La causa final es la quimera,
El dogma, la utopía,
La convención de un norte que apuntale
La entelequia de la brújula.
La causa eficiente es la cultura,
El otro en tanto el yo es otros,
La suma de todas las formas del exilio,
Y el don de la lengua.
La causa material es la filogenia, la biología,
El agua, el tabaco, el cáncer,
El miedo, las caries, los puñales.
La causa formal es la ciencia,
El reloj y las ficciones.
El dogma, la utopía,
La convención de un norte que apuntale
La entelequia de la brújula.
La causa eficiente es la cultura,
El otro en tanto el yo es otros,
La suma de todas las formas del exilio,
Y el don de la lengua.
La causa material es la filogenia, la biología,
El agua, el tabaco, el cáncer,
El miedo, las caries, los puñales.
La causa formal es la ciencia,
El reloj y las ficciones.
domingo, 23 de diciembre de 2012
vísperas
Estamos cosidos con retazos de vísperas
e inciertas nostalgias de naufragios.
Espantapájaros, o arlequines,
a un tiempo queribles y grotescos
nos denuncian los espejos,
y como un susurro el eco
que en los huecos que nos cursan
enhebran semillas de palabras.
Creemos ser lenguaje, hasta que nos duele aquello
que no se habla porque se esculpe en la carne.
e inciertas nostalgias de naufragios.
Espantapájaros, o arlequines,
a un tiempo queribles y grotescos
nos denuncian los espejos,
y como un susurro el eco
que en los huecos que nos cursan
enhebran semillas de palabras.
Creemos ser lenguaje, hasta que nos duele aquello
que no se habla porque se esculpe en la carne.
domingo, 25 de noviembre de 2012
Composición
De tanta sombra y de tanta añoranza
de ecos en pasillos silenciosos
de residuos de fantasías pretéritas
de canillas oxidadas y contraluz
de mapas de mundos inhabitados
de tabaco y de gastados trebejos
de garúa, de zócalos, de escotes olvidados
de resacas y de palabras perdidas
de atajos tallados en el vacío
de esos y de otros imperceptibles mecanismos
se compone la soledad.
de ecos en pasillos silenciosos
de residuos de fantasías pretéritas
de canillas oxidadas y contraluz
de mapas de mundos inhabitados
de tabaco y de gastados trebejos
de garúa, de zócalos, de escotes olvidados
de resacas y de palabras perdidas
de atajos tallados en el vacío
de esos y de otros imperceptibles mecanismos
se compone la soledad.
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