El frío es una memoria biológica,
una brisa que desempolva
aristas de nuestra cartografía.
El frío nos impone sabernos cuerpo,
materia, enlaces químicos y oquedad.
Descompone las destrezas filogenéticas
En una mímica incierta.
Es la forma inasible que marca
el vacío entre la ausencia y el abrigo.
El frío nos descubre un otro universo
acaso vetusto, anterior al gorjeo,
que nos permite intuir
la más elemental y fundante
atadura de nuestros unidades.
lunes, 14 de abril de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario