Hay una noche más noche
que la noche más oscura,
una noche en que una bruma
como rasguños de goces
me ahoga con sus pezones
que drenan puntas de agujas.
Una noche en que la espuma
de tantas rabias y azotes
se deshace como un bote
que navega conjeturas
y naufragan las excusas
como boca en un escote.
Barajan como en el póker
La lucidez y la curda.
Se detiene en esta curva
El tiempo de los relojes.
No corren ya los favores
y no hay monedas ni ganzúa
para robarle a esta puta
un minuto de derroche.
La muerte viste de noche,
silenciosa, taciturna,
lo dicta así la cultura
que han cultivado los hombres.
sábado, 14 de julio de 2012
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