viernes, 20 de julio de 2012

Substancia

Los grandes sistemas de valores que proponían una metáfora externa a la que asirse para "sentir" la ilusión de trascender se han licuado ellos mismos en la irreductible insatisfacción que hace a la esencia de toda utopía o idealismo.
Los tiempos llamados postmodernos se pueblan de motivaciones epifánicas y deshilachadas a la espera de nuevos infiernos y paraísos.
Podemos no pertenecer a un cosmos tranquilizador pero también podemos pensarnos en relación simétrica con un Destino aún menos substantivo que nuestra escueta existencia.
No se trata acaso de hallar un sentido para trascender sino de construir variados y alternativos micro-sentidos que habitar.
Descubrirnos, crearnos, ficción en la Ficción, y no materia onírica de un Dios o una ideología.

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