miércoles, 25 de febrero de 2009

Infiel

Has despertado.
Quizás la lluvia,
O el susurro de las llantas de un auto
Arañando las huellas de piedras molidas.
El otro yace a tu lado como una distancia indiferente.
La oscuridad es precisa.
Sigilosa desplazas tus formas lánguidas
Y hurgas en sus bolsillos por un cigarrillo.
Te sorprende, apenas, la ausencia de pudor.
No temes.
La existencia que te espera al amanecer
Es ahora apenas un eco de instrucciones cifradas.
Es tan amable este vacío, sientes.
Antes de vestir la plácida apatía de tu desnudez.

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