a carpediemsisi
Crucé ese desierto fértil
Nombrado pampa
En un cometa a ruedas de dos pisos
Que rayó las banquinas de la noche
Como el fulgor testarudo
De una vidriera a deshoras
Hacia la ciudad del monumento
Y del río.
La madrugada ocre
Recibió mis alforjas
En un hotel de alfombras cursis
Más rasgadas por la soledad
Que por los tacos,
Y mis ojos se abrieron al descanso
En un cuarto tan cordial y silente
Como la indiferencia.
Antes de saltar la dudosa recta
Hacia las neutras jaulas del laberinto
Poblado de ecos y apóstrofes,
No pregunté la razones
Conque el anónimo desquicio de mi periplo
Seduce y place.
Sentado atrás
Oí unas tras otras
Con la devoción distraída de los convalecientes
Las perífrasis, los pleonasmos, las paradojas
Que frecuentan con bozales los doctos.
Troqué el sainete por un cigarro
Y recosté los hombros sobre la pendiente de Anáfora
Cuando robó mis palabras
La antítesis sensual o misteriosa
De tu silueta en fuga.
Perseguí las sombras de tu cadencia
Por las calles pálidas y amarillas
Como quien desespera por la sinestesia justa.
Vi las tumbas de Montparnasse,
Los burdeles de junio,
El castillo de Praga.
Perdí la huella de tu antífrasis
En una esquina asonante.
Compré un cuaderno y un bolígrafo.
jueves, 15 de noviembre de 2007
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