domingo, 9 de octubre de 2011

Etiqueteando

Hay quizá una ética filogenética, la de la supervivencia (a la que la cultura y desarrollo tecnológico yuxtapone en parte otra: la de la supervivencia de la especie, pues la una y la otra parecen estar en condiciones de no poder coincidir).
Hay derivadas de ellas una ética de la sociabilidad, que implica no dañar al otro, no invadir al otro, no mandar ni imponer al otro -en tanto el otro no nos invade).
Aquí es necesario distinguir entre ser invadido y que nuestra mirada susceptible se sienta invadida.
Hay una ética de la proximidad, que sin contradecir las otras, implica construir un microcosmos cálido para una viabilidad mental y emocional.
Todas ellas están cruzada, atravesadas, por una ética del conocimiento: pues no hay quizá, ni ha habido, efecto más nocivo, que la activa voluntad de no enterarse.

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