Clara la noche tuerce
hacia atajos pluridimensionales
como cartografía sin escala
la sed de lluvias
de quietud y gris,
la sed de silencios sin expectación,
la sed distancias que abriguen
como abriga, fugaz,
la mirada sensual de un cuerpo
o una música lejana que quizás
-o quizás no- creemos reconocer
o como abriga el replicar
en la imaginación sus ojos,
la sed de gotas de paz.
De una paz metahumana,
cósmica, elemental,
primordial como el cero,
tuerce dije la noche clara
y me pierdo en atajos
enredado en sintaxis.
Muere el lenguaje
En la planicie lánguida
Del viejo anhelo.
martes, 10 de mayo de 2011
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2 comentarios:
Muy bueno. Saludos.
Abrazo Cosmosurero.
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