viernes, 10 de julio de 2009

La muerte


San Agustín, si mal no recuerdo, decía que el pasado sólo es en virtud de ya no ser, que el futuro sólo es en virtud de que será y que el presente sólo es en virtud de que sistemáticamente está dejando de ser. La realidad concedida al tiempo, su estructura y medida era una operación del alma, la conciencia, o ese largometraje hecho no de fotogramas sino de chispas que estudia la neurociencia.


¿Que es la muerte? El fín de una de las formas en que la materia y la energía se organiza. Pisar una hormiga también es producir el fín de una de las formas en que la materia y la energía se organizan. Es decir, una metamorfosis.
Cuando hablamos de muerte no hablamos de ello, hablamos de la antesala de la muerte o de la consideración de la muerte.
La antesala es el período gobernado por la previsibilidad de la muerte, por ejemplo, determinada por una enfermedad o por ese estado de deterioro del hardware que llamamos vejez.
La consideración de la muerte corresponde a tropezar con o evocar la pregunta: ¿no sería acaso menos doloroso, más económico y limpio dejar de vivir? Siempre se trata de una pregunta individual, que no compromete al grupo ni a la especie, sólo a nuestra subjetividad.
Hay una razón casi irrevocable para descartar el suicidio: siempre lo podemos hacer mañana. Las razones para no esperar hasta mañana las reservo por cuestiones legales.

2 comentarios:

Germán dijo...

siempre existencialista usted...!Saludos desde Bahìa.

Nikka Scalper dijo...

nikkita se pone las botas rotas, hace un atadito y camina a lo largo de las vías...